Martín Fierro huyó, volvió a su rancho y vio todo en
ruinas y abandonado. Nadie sabía el lugar en que se encontraba su
familia, sólo que habían vendido la hacienda y sus hijos trabajaban de
peones.
En su búsqueda de la familia reaparece la "partida" como llamaban
entonces a la policía. Luchó con ella y, ante la defensa de un policía
llamado Cruz, ambos lograron la retirada de la partida y se hicieron
camino juntos. Ante la desesperación probaron suerte en las tolderías.
Era un peligro ir con los indios por su salvajismo y la fiereza de sus
costumbres pero, aún así, era mejor que quedarse con la policía.
Luego de miles de preguntas la comunidad india los recibe con la
aceptación del cacique y vivieron allí muchos años. Luego, a raíz de la
epidemia de viruela que azotó a las tolderías y de la muerte de su
amigo, escapa por las pampas con el deseo de encontrar a su familia y a
Picardía, el hijo de su amigo Cruz.
Después de tantas vicisitudes, que en total duraron diez años, Martín
Fierro se encuentra con sus hijos, ya mozos, quienes le cuentan sus
aventuras y a los que relata él las suyas. Es una gran alegría para
todos volver a verse. Halla también a Picardía, el hijo de Cruz.
Martín Fierro les da sanísimos consejos, que son todo un programa de
vida. Principia así: |